Esta pregunta rondaba por mi cabeza hace unos cuantos años, y si estás leyendo esto creo que tú también te lo preguntas ¿verdad?
Yo no tenía claro qué quería estudiar cuando aprobé la EBAU (entonces llamada Selectividad) y tenía que decidir qué carrera estudiar. Qué agobio, cuántas dudas... ninguna carrera se ajustaba del todo a lo que yo quería, así que de repente un día me pregunté ¿Y si estudio ADE?
No sabía muy bien lo que era, decían que tenía muchas salidas, no parecía tan difícil como otras, que se estudiaban temas variados… Total que elegí ADE (entonces licenciatura en Ciencias Económicas y Empresariales - Rama Empresa, ¡Madre mía qué nombrecito!). No os voy a engañar, al principio seguí con mis dudas -¿Habré acertado? ¿Será esto lo que quiero?- los primeros semestres con tantos conocimientos teóricos -¿Y esto para qué sirve?- pensaba yo, pero como mis compañeros de otras carreras decían lo mismo pues “mal de muchos consuelo de tontos”, parecía que eso nos pasaba a todos.
Con los años entendí que ese soporte teórico inicial fue clave para poder comprender materias que fueron llegando después: dirección estratégica, marketing, recursos humanos, logística, producción, finanzas… Y entonces todo tomó sentido, las asignaturas y los conocimientos empezaron a encajar como si fueran piezas de puzle. Y ese puzle me gustó y ¡me gustó mucho!
Y cuando acabé mis estudios me permitió acceder a diversos puestos de trabajo. Efectivamente tenía muchas salidas, era así y sigue siéndolo. Ese es su mayor punto fuerte: dotar de polivalencia y empleabilidad. Yo doy fe de ello. No solo por mí sino también por la trayectoria de muchos de mis compañeros y muchos estudiantes de ADE que he conocido desde entonces.
Es una carrera que abre puertas para trabajar en áreas muy diversas, a mí me permitió conocer distintos ámbitos laborales y desde ahí, ya sí, por fin, encontrar mi vocación. Así que tranquilos, si aún no sabéis qué queréis hacer. Vuestra inspiración, llegará. Al terminar mis estudios hice prácticas en Logística-Calidad, trabajé como controller financiero para la Junta de Castillla y León, trabajé en el área de Recursos Humanos (de la que me enamoré y decidí seguir formándome: ahí por fin llegó mi vocación), estuve en una consultoría de empresas y actualmente desde hace unos años como profesora de Universidad Europea Miguel de Cervantes. ¿Quién da más?
Y eso que nunca decidí apostar ni por la rama financiera (una de las salidas directas de los estudios de ADE, aunque a mí no me atraía la banca) ni por opositar (porque no quería seguir estudiando más, aunque cosas de la vida, años después hice la tesis doctoral -¡eso sí que fue estudiar!-). De lo que no tengo ninguna duda es que todo ese recorrido laboral y la seguridad que me da sentirme empleable hoy en día se la debo a aquella elección, y a otras que vinieron después lógicamente.
Estos estudios no solo permiten adquirir conocimientos de Dirección y Administración de Empresas, sino también competencias de capacidad lógica, analítica, visión global y relacional de la realidad, que son muy útiles en cualquier trabajo actual.
Estudiar el grado en Administración y Dirección de Empresas abre un abanico muy amplio de posibilidades laborales a futuro: desde poder llegar a crear tu empresa, a dirigir empresas, establecer estrategias, trabajar en el sector bancario y financiero, convertirte en asesor financiero-contable, ser consultor y ofrecer soluciones a todo tipo de organizaciones (empresas, ONGs, instituciones), dirigir equipos de personas y organizar el trabajo, establecer directrices de Marketing, opositar a la Administración Pública (inspectores de Hacienda, diversidad de puestos técnicos), convertirte en docente o formador empresarial, como algunas de las salidas laborales más habituales, o incluso llegar a ser profesora de Universidad e investigadora como yo.
A mí me permitió entender que, en el mundo de las empresas y la economía, hay una parte económico-financiera muy importante, pero también otra estratégica y humana que lo es aún más, y es en la que yo creo firmemente, y en la que trabajo para construir un mundo empresarial, más humanizado, mejor. Así que sí…. yo elegí estudiar ADE. Y tú… ¿Te animas?
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