La Ingeniería de Organización Industrial se centra en optimizar los procesos técnicos y humanos dentro de las organizaciones. Desde esta perspectiva, la gestión de proyectos no solo implica cumplir plazos y presupuestos, sino también liderar personas, gestionar conflictos y tomar decisiones basadas en datos y principios éticos.
En la serie El juego del calamar, observamos un microcosmos donde se ponen a prueba todos estos elementos. Lo que en la serie se presenta como un juego extremo, en la vida profesional son desafíos del día a día: equipos diversos, decisiones bajo presión, liderazgo cambiante y la necesidad constante de adaptación.
La Ingeniería de Organización Industrial aporta metodologías y herramientas para abordar estos retos de forma sistémica:
Esta disciplina combina la ingeniería tradicional con la gestión empresarial, convirtiéndose en una base sólida para afrontar los complejos escenarios de los proyectos actuales. Así, los futuros ingenieros de organización industrial están llamados a liderar con visión técnica, sensibilidad humana y compromiso ético.

Cuando pensamos en El juego del calamar, lo primero que viene a la mente es una serie cargada de tensión, crítica social y dramatismo visual. Sin embargo, esta producción surcoreana ofrece algo más profundo, una alegoría distorsionada pero reveladora sobre las relaciones humanas, la cooperación y la estrategia, que pueden extrapolarse a contextos reales de trabajo en equipo y gestión de proyectos.
Desde la óptica de la asignatura Gestión de proyectos del Grado en Ingeniería de Organización Industrial en la UEMC, esta serie representa una herramienta útil para reflexionar sobre cómo se gestionan los equipos, cómo se toman decisiones y cómo los principios éticos afectan al éxito de cualquier proyecto.
En los juegos de la serie, los personajes deben formar equipos, frecuentemente guiados por intuiciones, prejuicios o decisiones apresuradas. El ejemplo del grupo de Gi-hun, conformado por perfiles inicialmente considerados débiles, demuestra que la diversidad y la colaboración pueden superar expectativas.
En la vida real, un gestor de proyectos debe:
Para ello, existen herramientas como matrices RACI, análisis de roles y dinámicas de grupo que ayudan a tomar decisiones más equilibradas y efectivas.

La evolución de Gi-hun ilustra un cambio hacia un liderazgo resiliente y humano, en contraposición al liderazgo autoritario de Sang-woo. Ambos estilos revelan que no existe una única forma de liderar, sino que debe adaptarse al entorno y al equipo.
En la práctica, un gestor de proyectos debe ajustar su liderazgo según:
Existen modelos de referencia, como el modelo de Hersey y Blanchard, que ayudan a guiar estas decisiones de manera estructurada y efectiva.
La falta de comunicación efectiva en la serie desencadena desconfianza, traiciones y caos. La historia de Ali y Sang-woo muestra cómo una percepción errónea de confianza puede tener consecuencias fatales, incluso cuando aparentemente existe cooperación.
En la práctica, la comunicación dentro de un proyecto debe apoyarse en:
Entre las claves que ayudan a evitar malentendidos destacan el plan de comunicación, la escucha activa y una adecuada resolución de conflictos.
En la serie, los personajes deben tomar decisiones críticas en cuestión de segundos, a menudo sin información completa. Esa tensión refleja de forma simbólica los entornos reales de los proyectos, donde las decisiones también pueden tener un impacto significativo y deben equilibrar intuición y análisis.
En la práctica profesional, un gestor de proyectos se enfrenta a factores como:
Para afrontar estas situaciones, resultan útiles herramientas como el análisis DAFO, la matriz de riesgos o la simulación de escenarios, que permiten anticipar problemas y tomar decisiones más informadas.
En la serie, la supervivencia se convierte en el único objetivo, llevando a algunos personajes a romper códigos éticos e incluso a traicionar a sus compañeros. Este escenario extremo invita a reflexionar sobre la importancia de la ética profesional, especialmente cuando los proyectos se desarrollan bajo presión o en contextos complejos.
En el ámbito real, cualquier proyecto debe sustentarse en principios como:
Estos marcos éticos sirven de guía para tomar decisiones responsables y proteger la integridad del equipo y del proyecto.

Aunque en la serie el dinero actúa como motor principal, muchos personajes se mueven por motivaciones más profundas, lo que evidencia la importancia de comprender qué impulsa realmente a cada miembro de un equipo. En los proyectos reales sucede lo mismo: no todos responden a los mismos incentivos.
Un buen líder debe saber trabajar tanto la motivación individual como la colectiva, fomentando:
Modelos como los de Maslow, Herzberg o McClelland ayudan a identificar estas motivaciones y a aplicarlas en la gestión diaria.
A lo largo de la serie, quienes logran avanzar no siempre son los más fuertes, sino los más adaptables y resilientes. Son capaces de aprender de sus errores, ajustar su estrategia y enfrentarse al miedo con inteligencia. En la gestión de proyectos ocurre exactamente lo mismo.
Los proyectos rara vez se desarrollan tal como fueron planificados. Por eso es esencial:
Metodologías como Scrum o Agile refuerzan este enfoque iterativo y adaptativo, clave para afrontar entornos cambiantes.
El juego del calamar no nos ofrece una guía de gestión de equipos ideal. Pero, a través de sus personajes, conflictos y decisiones extremas, nos permite reflexionar sobre lo que sí debemos hacer y lo que debemos evitar al liderar equipos y gestionar proyectos.
Para los estudiantes de la UEMC y futuros profesionales de la Ingeniería de Organización Industrial, esta serie es una excelente herramienta para analizar:
Más allá del drama, queda la enseñanza: los proyectos, como los juegos, se ganan en equipo, con estrategia, valores y capacidad de adaptación.

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