Los trastornos de la conducta alimentaria (TCA), también llamados trastornos de la alimentación, son enfermedades caracterizadas por una alteración en el comportamiento alimenticio normal del sujeto, es decir, se produce una distorsión de la propia persona sobre su imagen corporal. Dentro de los TCA encontramos la anorexia nerviosa, la bulimia nerviosa y el trastorno por atracón.
La anorexia nerviosa es una “restricción de la ingesta energética en relación con las necesidades, que conduce a un peso corporal significativamente bajo con relación a la edad, el sexo, el curso del desarrollo y la salud física”. Esto significa que el paciente desarrolla un miedo a ganar peso o engordar, y produciéndose una alteración en la forma en que uno mismo percibe su propio peso o constitución.
Otro trastorno de la alimentación es la bulimia nerviosa por su parte son “episodios recurrentes de atracones” y “comportamientos compensatorios inapropiados”, recurrentes para evitar el aumento de peso, como el vómito auto provocado, el uso incorrecto de laxantes, diuréticos u otros medicamentos, el ayuno o el ejercicio excesivo. Los atracones y los comportamientos compensatorios inapropiados se producen, de promedio, al menos una vez a la semana durante tres meses.
El trastorno por atracón hace referencia a “episodios recurrentes de atracones”. Un episodio de atracón se caracteriza por los dos hechos siguientes:
Los episodios de atracones se asocian a tres (o más) de los hechos siguientes:
Los atracones se producen, de promedio, al menos una vez a la semana durante tres meses.
El origen de estos trastornos de la alimentación tiene su origen en una interacción multifactorial entre el factor genético, los entornos poco favorables de la persona y los comentarios de los medios de comunicación o del entorno que ensalzan la delgadez.
A medida en que se va desarrollando estos trastornos de la alimentación las personas que los padecen van aislándose de su entorno y la participación en actividades significativas se disminuye. La baja autoestima, el rechazo a su imagen corporal, la búsqueda de la perfección de forma excesiva, un núcleo familiar no favorable, la influencia de las opiniones externas o el papel que juegan los medios de comunicación, los cuales resaltan un prototipo de cuerpo excesivamente delgado, tiene una repercusión negativa y repercute en sus ocupaciones diarias.
En base a estas características, el terapeuta ocupacional constituye una parte fundamental en la rehabilitación de estas patologías. Su intervención se basa en analizar el desequilibrio que se produce en las diferentes áreas de desempeño y reestableciendo un equilibrio ocupacional en la realización de actividades de su vida cotidiana, favoreciendo las relaciones sociales y la participación en la comunidad.
La intervención se basara en diferentes áreas ocupacionales como pueden ser:
1- Actividades de la vida diaria: autocuidado, arreglo personal, imagen corporal...
2- Actividades instrumentales: realización de compras en el supermercado, elaboración y preparación de menús, cocinar, realización de compras de ropa...
3- Actividades de participación social:
De esta manera, los terapeutas ayudamos a crear nuevos hábitos, rutinas y roles que permitirán a la persona a reequilibrar sus ocupaciones a través de actividades significativas, ya que puede crear una atmosfera de apoyo y afecto en la que estos pacientes consiguen explorar sus emociones y fomentar una autopercepción positiva.
Además de tratar con pacientes con algún tipo de trastorno de la alimentación, el graduado en Terapia Ocupacional se encarga de ayudar a personas con muchas otras patologías para que estas obtengan la máxima autonomía posible. Si quieres saber más acerca de esta fascinante titulación puedes ponerte en contacto con nosotros en este enlace o llamando al 983 00 1000.
C/Padre Julio Chevalier, nº 2. 47012
Valladolid (España)
Llamanos al (+34) 983 00 1000
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