Los psicólogos sanitarios alertamos desde el inicio de la pandemia que las secuelas en la salud mental de las personas podrían ser incalculables. Hace apenas unos días la Organización Mundial de la Salud (OMS) alertaba sobre "un aumento a largo plazo de los problemas de la salud mental de la población en todo el mundo" por el sufrimiento vivido durante la situación de crisis.
Empezamos a dejar atrás los estados de ansiedad y tristeza e incluso intentando olvidar el Estado de Alarma volviendo poco a poco por fases a nuestra vida normal desde la prevención, desarrollando una escalada en el camino de la salud psíquica, psicológica o mental.
Para ello los psicólogos estamos trabajando intensamente para tratar psicoterapéuticamente a todas las personas que han experimentado un aumento a todos los niveles de las consecuencias psicológicas de esta emergencia sanitaria derivadas de la terrible situación.
Los problemas psicológicos más comunes de la población en general tras los meses de confinamiento y una vez pasado lo peor de la pandemia son: ansiedad, TOC (limpieza y lavado de manos), hipocondría, estrés postraumático, depresión, adicciones “con sustancia” drogas legales e ilegales y “sin sustancia” adicción a los videojuegos, a las apuestas online, a internet (redes sociales, sexo online y compras online) y adicción al móvil.
El confinamiento aumente el riesgo de ansiedad
La ansiedad es una respuesta emocional de adaptación anticipatoria normal ante un evento de resultado incierto que anticipamos posiblemente aversivo como la situación de confinamiento que hemos vivido y que debemos de controlar y reducir progresivamente los niveles de ansiedad para que no se llegue a desarrollar trastornos de ansiedad como el trastorno de pánico, agorafobia y trastorno de ansiedad generalizada como actualmente se está detectando en las consultas de los profesionales de la salud mental.
Estas reacciones emocionales, físicas y conductuales pueden estar causadas por eventos que ya han sucedido o están sucediendo, pero también pueden producirse por la incertidumbre hacia el futuro: ¿Realmente mi casa o mi trabajo son lugares seguros para mi salud? ¿Acabaremos todos enfermando? ¿Me quedaré sin mi puesto de trabajo? ¿Podré abrazar a mis seres queridos con normalidad? ¿Diseñarán una vacuna para la humanidad? Estas y otras sin fin de preguntas atormentan la cabeza de las personas que están sufriendo ansiedad debido a la situación vivida o que ya estaban diagnosticadas de este trastorno.
Los estados de ansiedad tienen mucho que ver con miedo al futuro, pero también con lo subjetivo, por lo que cuanto más objetivo y realista se es, los niveles de ansiedad descienden a un estado de normalidad psíquica. Por lo que ante estas situaciones lo que más ayuda es planificarte, organizarte y estructurarte la vida.
En algunas personas la ansiedad se manifestará especialmente en forma de rumiaciones obsesivas, (TOC) de limpieza, lavado de manos o hipocondría, es decir, darle vueltas a un pensamiento en la cabeza sin parar son un intento de dar sentido y significado a esta experiencia.
La obsesión por la limpieza durante el confinamiento
En esta época de tanta incertidumbre es lógico que nos obsesionemos con tantas medidas de limpieza y desinfección como rutina de prevención al Coronavirus. Las obsesiones suelen ser la punta del iceberg que refugia normalmente baja autoestima, inseguridad personal y una infravaloración profesional. Así pues, para desarrollar un Trastorno Obsesivo Compulsivo, debido al lavado frecuente de manos, la aplicación constante de los geles hidroalcohólicos, la limpieza de todo en general, estas personas tienen que tener una predisposición psíquica pudiendo esta situación de crisis sanitaria agravar su sintomatología física, psicológica y social, retroalimentando su psicopatología.
Hay que entender que los pacientes con TOC han sufrido, sufren y sufrirán debido a sus pensamientos obsesivos e irracionales y conductas compulsivas y repetitivas hasta que no termine y se resuelva esta alarma sanitaria a pesar de la ayuda psicoterapéutica, bajará el nivel de ansiedad, pero la situación es real con protocolos de recomendaciones sanitarias contra el virus.
Hipocondría: miedo a enfermar
Para las personas que padecen hipocondría (es decir una excesiva preocupación por la salud, con un miedo exagerado a padecer una enfermedad grave) esta situación de angustia ha perjudicado su estado emocional empeorando sus síntomas.
Lo cierto es que la mayoría de las personas en esta pandemia hemos mostrado una mayor preocupación por nuestro estado de salud físico, debido sobre todo a la excesiva información proveniente de los medios de comunicación durante el confinamiento, pero estas conductas por sí solas no permiten establecer un cuadro clínico de hipocondría y muchas de ellas acabarán desapareciendo por sí solas. Pero no obstante en esta nueva etapa de poder salir a la calle y relacionarnos, estos pacientes llegan a su punto álgido debido a la combinación del uso de mascarilla, guantes de látex y distancia de seguridad que intensifican su trastorno.
El estrés postraumático no es sólo cosa de soldados
El estrés postraumático es una reacción normal y adaptativa del organismo ante un evento altamente estresante, que se revive en forma repetida durante por lo menos un mes desde su aparición, con el agravante que la situación actual sigue activa lo que hace que el estrés se vaya acumulando y no se libere con tiempo.
El trauma corresponde a la experiencia vivida durante la crisis sanitaria y los síntomas de estrés postraumático pueden darse a nivel físico (ansiedad, trastornos de sueño), emocional (miedo, angustia e irritabilidad) y conductual (hiperactividad, aislamiento y mayor consumo de comida u otras sustancias). Simplemente decir que estos síntomas desaparecerán de la mayoría de la población en general por sí solos, que solamente una pequeña proporción de la población desarrollarán este trastorno con el tiempo debido a la falta de recursos psico-bio-sociales, llegando seguramente a estar en tratamiento psicológico por las consecuencias originadas de la situación.
Una vieja conocida: la depresión
Dentro de los trastornos del estado del ánimo, en los cuales se encuentra la depresión, esta puede ser leve y durar algunas semanas o terminar convirtiéndose en un trastorno si se prolonga los sentimientos, emociones y conductas negativas en el tiempo. Es decir, como cualquier otro problema de salud mental, el pronóstico puede agravarse en función de la situación final, desencadenando pérdida de empleo, crisis económica, secuelas físicas, inestabilidad emocional y sensación de declive profesional, sin olvidar que partimos con unos rasgos de personalidad depresivos.
En esta situación que vivimos, y que seguimos viviendo actualmente, es normal sentirse angustiado o deprimido, con la continua incertidumbre hacia el futuro. Pero con inteligencia podemos llegar a mitigar los síntomas depresivos, por lo que es un buen momento para ejecutarlo siendo un factor protector para nuestra salud emocional.
Es crucial no confundir un duelo (que es una reacción normal psicológica) con una depresión, debido a la pérdida de alguien o de algo, que podría ser el fallecimiento de un ser querido, ser despedido del trabajo, la pérdida de su empresa, etc. Estas personas vivirán el duelo durante varias semanas o meses, que mitigarán poco a poco con el paso del tiempo e intentando olvidar la situación traumática desarrollada por las circunstancias.
Las adicciones como respuesta al confinamiento
En el mundo de las adicciones, entendidas como conductas desadaptadas para reducir la ansiedad y evitar los síntomas depresivos. Cabe destacar que muchos comportamientos adictivos se han mantenido durante el confinamiento e incluso se han agravado. Sin olvidar los futuros nuevos pacientes que terminarán desarrollando una o varias adicciones, por las conductas repetitivas y compulsivas como secuela de la situación de pandemia vivida.
Los cuadros adictivos se han intensificado durante el periodo de confinamiento, esto se ha debido a la falta de seguridad en uno mismo, miedo e incertidumbre por la situación. En las adicciones 'con sustancia' hay que diferenciar entre las drogas legales y las ilegales.
Todo lo referente a las drogas legales posiblemente se estanque o aumente. El peligro de la adicción al alcohol se incremente por las circunstancias experimentadas, afectando tanto a la salud física como psíquica. En cuanto a los bebedores sociales, es decir, que solo consumían alcohol en compañía de otros, ha habido una clara disminución por el aislamiento social, el riesgo vendría por el consumidor solitario, es decir aquellas personas habituadas a consumir solas en casa que acabaría incrementando su consumo por la sensación constante de soledad.
Del mismo modo, el consumo de tabaco como droga legal también se disparó durante estos meses de encierro, debido a los periodos de ansiedad para reducir el nerviosismo.
En cuanto a las drogas ilegales, es posible que el consumo haya disminuido debido a la prohibición de salir a la calle, no siendo por motivos esenciales. Pero a pesar de las restricciones de movilidad durante el estado de alarma no han podido con las personas adictas a sustancias tóxicas como a la cocaína, cannabis… han tenido que reinventarse para burlar las restricciones e incluso recibiendo sanciones por ello.
Son enfermos que se encuentran en una situación límite, con elevados niveles de ansiedad y más en esta situación de angustia que les es imposible evitar saltarse las normas para conseguir la sustancia y seguir consumiendo. Pero es posible que muchos adictos estén optando por las 'drogas legales', es decir, como lo ilegal está más difícil de obtener, recurrirán a lo legal.
El adicto tiene que aprender a recrear la mente y cambiar los pensamientos negativos que le derivan emociones como ira, intranquilidad, apatía o soledad. Cuando alguien abusa de las bebidas alcohólicas o consume drogas ilegales es porque está escondiendo algún factor de su personalidad que no funciona correctamente, para dejar de pensar o de sentir algo. Cuanto más tiempo lleve sin consumir, más herramientas psicológicas tiene para enfrentarse a la vida satisfactoriamente.
Así pues, estamos viendo que ha habido un repunte alto en las adicciones con sustancia, “no hay confinamiento que pueda retener a quienes sufren de adicción a las drogas” pero sí que va a haber una diferencia clara entre lo legal y lo ilegal.
Mientras que las adicciones a las nuevas tecnologías es decir, adicciones 'sin sustancia', como los videojuegos, las apuestas online, la adicción a internet (redes sociales, sexo online y compras online) o la adicción al móvil se ha percibido un incremento espectacular. Durante esta situación hemos experimentado un aumento de su uso excesivo a todos los niveles y por todo tipo de personas, promovido por las circunstancias del confinamiento que acabarán dañando la salud física, emocional y social.
El consumo de videojuegos ha sido una ayuda para los niños y adolescentes, pero también sabemos que puede traer consecuencias colaterales en un futuro no muy lejano pudiendo desencadenar una adicción, generando cambios en la conducta de los jóvenes e incrementando la agresividad por los efectos del estrés sufrido por el videojuego durante su uso prolongado en el tiempo. No se debe prohibir, el objetivo es enseñarles a que hagan un buen uso como alternativa de distracción.
Las apuestas online han tenido un gran pico por los largos estados de aislamiento, aburrimiento y soledad en algunas personas, como estrategia equivocada, como forma de reducir la ansiedad generada, debido a la segregación de dopamina como fuente de placer y satisfacción del organismo en el momento del juego. Es una actividad online principalmente masculina más adictiva que el juego tradicional, lo que hace que los adolescentes varones sean más vulnerables a padecer esta adicción, existe una pequeña línea divisoria entre el jugador social y el jugador patológico que es muy fácil traspasarla con el tiempo.
En cuanto a la adicción a internet, también se ha disparado más que el uso, el abuso a este tipo de adicción sobre todo a las redes sociales como WhatsApp, Instagram, Facebook...... como principales herramientas de comunicación durante este periodo de confinamiento. Por lo que debemos dosificar y diversificar los contenidos, es decir; hacer un poco de 'criba' informativa. Estos días hemos recibimos mucha información y no siempre de fuentes fiables. Evitar los bulos y no formar parte de la cadena de reenvío, contrastando la fuente de verificación.
La adicción al sexo online también ha recobrado su máximo placer por la falta de contacto social y emocional con otras personas. Una de las necesidades fisiológicas del ser humano es la sexualidad, de mantener relaciones sexuales por lo que al no haber contacto físico-afectivo y al no convivir en pareja, se ha recurrido al sexo online con mayor facilidad. Siendo un sexo subjetivo e irreal, con unos patrones de conducta equivocados, pudiendo distorsionar el placer en el mundo presencial.
Y en cuanto a las compras online no es de extrañar que se hayan disparado debido a que no se podía salir de casa e ir de compras porque las tiendas estaban cerradas, lo importante es que una vez terminado el periodo de encierro y que hayan vuelto a abrir las tienda físicamente volver poco a poco a comprar de manera presencial para no terminar abusando de las compras online y desarrollando una posible adicción comportamental.
Todas estas adicciones su fuente radica en la adicción al móvil como herramienta virtual más potente. El excesivo uso que hemos tenido del móvil hará falta medidas preventivas durante la 'nueva normalidad' para conseguir no desarrollar una posible dependencia y riesgo de adicción. Como psicólogos sanitarios tenemos y debemos realizar una reeducación tecnológica, consolidar un buen hábito de su uso debido a que las TIC son unas herramientas muy valiosas en los tiempos en los que nos movemos y más en la situación que hemos vivido.
Estar atentos a que estos patrones de conducta no generen o agraven las adicciones tecnológicas e intentar positivizar al máximo los beneficios del uso de las tecnologías, aprovechando todo aquello que nos ofrece la era tecnológica reduciendo los posibles riesgos, alternando las actividades presenciales con las digitales.
Nos es ingrata tu estancia en el 'Paraíso', tu presencia nos aturde, ¿Quién te ha invitado? No te queremos pues tienes los días contados…Ya se oye que los Reyes Magos nos traerán una 'vacuna' para protegernos de ti, mientras tanto nos bañaremos en aguas psicológicas para prevenirnos, anhelamos los abrazos, besos, caricias…nuestra 'vida' que no es tuya. ¡Déjanos en Paz! ¡Déjanos Vivir!
Alicia Fernández Parra, es psicóloga sanitaria experta en adicciones y profesora del grado en Psicología de la Universidad Europea Miguel de Cervantes.
C/Padre Julio Chevalier, nº 2. 47012
Valladolid (España)
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