La hidratación es un factor fundamental para obtener un óptimo rendimiento deportivo. Durante el ejercicio físico, nuestro cuerpo se ve sometido a diferentes situaciones que pueden afectar el equilibrio de líquidos y sales en nuestro organismo. Mantenerse hidratado es clave para alcanzar nuestras metas deportivas y mantener una buena salud.
A la hora de realizar cualquier tipo de ejercicio físico, nuestro cuerpo se ve influenciado por una serie de parámetros que influirán de forma directa o indirecta en la constante regulación de la temperatura corporal y en consecuencia en el estado de hidratación.
Las altas temperaturas, la humedad relativa del ambiente, el viento, la lluvia o incluso la ropa que se lleve puesta durante la práctica deportiva, serán determinantes a la hora de elevar la temperatura corporal.
Todos estos factores, combinados con el estrés al que se somete el cuerpo durante el ejercicio, generan un incremento en la frecuencia cardíaca, el metabolismo y la producción de energía, lo cual se traduce en un aumento de la temperatura corporal. Esta elevación del calor corporal dependerá principalmente de la intensidad y duración del ejercicio físico.
Cuando la temperatura corporal aumenta, nuestro cuerpo activa mecanismos para regularla y eliminar el exceso de calor, lo que conocemos como termorregulación. Uno de estos mecanismos es la sudoración.
Durante la sudoración, el deportista lleva a cabo el proceso de termorregulación al perder agua y electrolitos. Esta pérdida de líquidos y sales es crucial y varía en cada individuo. Los electrolitos y sales que se pierden en mayor medida en el sudor son el sodio y el cloro, ya que el sudor se origina tanto en los líquidos extracelulares como intracelulares. La mayoría de los estudios publicados indican que, en promedio, se pierden alrededor de 3,2 gramos de sal por litro de sudor, y la cantidad de sudor eliminado es de un litro a litro y medio por hora de ejercicio.
En líneas generales, se puede afirmar que en las actividades de resistencia de larga duración, el rendimiento disminuye en temperaturas más altas en comparación con ambientes más frescos.
El calor influye en el rendimiento a través de los siguientes mecanismos:
En lo que respecta a la hidratación, el organismo puede experimentar tres tipos o estados diferentes:
De acuerdo con la declaración del American College of Sports Medicine acerca de la deshidratación y el ejercicio prolongado, la falta de hidratación:
Por otro lado, se conoce que la deshidratación es un factor que provoca también la aparición de molestias gastrointestinales como náuseas, vómitos, diarrea, hinchazón y calambres.
Es importante resaltar que la deshidratación también aumenta el riesgo de sufrir diversas enfermedades relacionadas con el calor, como golpes de calor, agotamiento por calor y erupciones cutáneas. Por lo tanto, podemos concluir que la deshidratación no solo afecta al rendimiento deportivo, sino también a la salud en general.
Es importante conocer el estado de hidratación antes, durante y después:
Antes del ejercicio:
Durante el ejercicio:
Después del ejercicio:
En resumen, mantenerse hidratado es esencial para alcanzar un rendimiento deportivo óptimo y cuidar de nuestra salud. Por lo tanto, es fundamental beber suficiente agua antes, durante y después del ejercicio, y estar atentos al color de nuestra orina para asegurarnos de estar bien hidratados. ¡No olvides cuidar de tu hidratación para alcanzar tus metas deportivas y mantener una buena salud!
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