Las altas temperaturas favorecen el desarrollo de los microorganismos que con mayor frecuencia se asocian a intoxicaciones alimentarias, como son: Campylobacter, Salmonella, Yersinia, Escherichia coli veterotoxigénica y Listeria monocytogenes.
Cada año por estas fechas es bueno recordar que no hay que bajar la guardia en verano con la seguridad alimentaria, ya que en estos meses se producen el 60% de toxiinfecciones alimentarias. Por ello, te hemos preparado estos sencillos consejos (extensibles al resto del año).
1. Lávate bien las manos con agua y jabón antes, durante y después de manipular los alimentos.
Este sencillo gesto evita un gran número de intoxicaciones alimentarias en verano, como la Salmonella, aunque no hay que olvidar que debe hacerse durante todo el año por higiene. ¡Aprovechemos que nos hemos acostumbrado a lavarnos más las manos por la COVID-19 y continuemos haciéndolo!
2. Evita la contaminación cruzada entre alimentos crudos y cocinados.
La contaminación cruzada se da cuando entran en contacto alimentos crudos, es decir con alimentos listos para el consumo, como pueden ser frutas u hortalizas, aunque también puede darse al utilizar utensilios de cocina contaminados. ¡Mucho ojo con cortar el pan con el mismo cuchillo que has utilizado para filetear la carne!
3. No consumas nunca leche, huevos o carne cruda.
La leche cruda, sin tratamiento térmico, puede contener bacterias patógenas como la E.Coli o la Listeria y puede transmitirte brucelosis e incluso meningitis bacteriana.
Respecto a la carne o al pescado, la temperatura a la que debe someterse el alimento debe ser suficiente para que alcance un mínimo de 70 ºC en el centro del producto, al menos durante 2 minutos. Es posible guiarse por el cambio de color que se produce en el centro de la carne o del pescado. ¡Cuidado con el ceviche y el tartar en época estival!
Si vas a tomar pescado crudo o poco cocinado, especialmente aquellos fanáticos de los boquerones crudos en vinagre, congélalos al menos 5 días a -20 ºC, así evitarás la anisakiasis. Si vas a consumirlos fuera de casa, recuerda que por ley todos los restaurantes están obligados a congelarlos previamente y deberán cumplir todas las recomendaciones sanitarias para que tú sólo te preocupes de disfrutar con sus preparaciones.
4. Lava bien las frutas o verduras que vayas a consumir crudas con piel.
Para ello sumérgelas durante 5 minutos en agua, con 1 cucharita de postre de lejía alimentaria (4,5 ml) por cada 3 litros de agua. Después, acláralas con abundante agua. Eso sí, siempre revisa que en la etiqueta de la lejía aparece la frase “apta para la desinfección de agua de bebida”. ¡Cuidado no te pases con la dosis de lejía o emplees otra para uso no alimentario!
5. Si es posible, prepara los alimentos justo antes de su consumo y nunca dejes los alimentos cocinados a temperatura ambiente.
Mantenerlo a temperatura ambiente, especialmente en verano, puede provocar que se contamine y proliferen los gérmenes, además de quedar expuestos a moscas u otros invitados no deseados. ¡No dejes sobras de la comida fuera del frigorífico!
6. No descongeles los alimentos a temperatura ambiente, sino en el frigorífico hasta ser cocinados.
Vale, es mucho más lento y puede que no deje tanto a la improvisación, pero de esta forma evitamos la proliferación de bacterias. Si no puedes esperar, una buena forma de descongelar los alimentos es usando el microondas. Si realizas una planificación semanal de comidas te ayudará a comer más sano y equilibrado y descongelar los alimentos de forma no precipitada.
7. Nunca rompas la cadena de frío, mantén los alimentos a la temperatura adecuada y nunca vuelvas a congelar.
En el súper, adquiere los congelados al final de la compra y utiliza bolsas térmicas. En casa, congela inmediatamente la comida que no vayas a cocinar en un plazo razonable. Y recuerda descongelar únicamente lo que vas a utilizar.
8. Las carnes, pescados y productos de repostería deben estar refrigerados o congelados.
En el frigorífico, (zona 0 para carnes o pescados, verdulero para hortalizas y verduras...), utiliza los espacios habilitados para ello , si no los tuviera, es preferible que conserves la comida cocinada en la parte superior de la nevera y en la parte inferior la comida cruda. De esta forma si no la has cerrado bien y gotea, no caerá a otros alimentos.
Si vas a congelar carne o pescado, lo mejor es que hagas pequeños paquetes, de esta forma evitarás descongelar alimentos de más y así cumplirás con el consejo número 7.
9. No laves los huevos para quitar restos de suciedad.
Si los lavas estás eliminando la cutícula, una capa natural que evita que las bacterias entren al huevo. ¡Recuerda que lo rico y comestible está en el interior y que nunca hay que lavarlos!
10. Si vas a comer un alimento cocinado de una comida anterior, caliéntelo siempre a máxima temperatura antes de consumirlo.
Puedes ayudarte para ello del microondas o del horno, ¡nunca lo consumas tal cual lo sacas del frigorífico que la bacteria Clostridium perfringens puede estar esperando su momento!
11. Estropajos y bayetas pueden ser un excelente vehículo de contaminación.
Estos pueden convertirse en un auténtico camping para las bacterias. Límpialos adecuadamente y con buena frecuencia o aún mejor, renuévales periódicamente. ¿Cuándo fue la última vez que cambiaste el estropajo o la bayeta?
12. Mantén las superficies de la cocina limpias y almacena la basura el mínimo de tiempo en casa.
Utiliza siempre recipientes lisos, lavables y cerrados, lejos de los alimentos y de niños y mascotas. ¡Recuerda tirar todos los días la basura al contenedor!
13. Mantén los alimentos fuera del alcance de insectos, roedores y animales de compañía.
Estos pueden ser portadores de gérmenes patógenos y parásitos que originan enfermedades de transmisión alimentaria. ¡Cuidado con esa mosca azul de la carne (Calliphora vomitoria)!
14. Siempre utiliza agua potable.
No sólo para beber, sino también para preparar los alimentos. En caso de duda siempre puedes utilizar agua mineral, pero en España contamos con un abastecimiento de agua de alta calidad y rigurosos sistemas de vigilancia y control analítico, que hacen que el agua que llega a nuestros hogares pueda ser consumida con seguridad. ¡Esta agua ha recibido tratamientos de potabilización y muchos controles sanitarios!
15. En establecimientos de restauración (bares, cafeterías, restaurantes, etc.), todos los alimentos deben estar protegidos por vitrinas y conservados en condiciones sanitarias y de temperatura adecuadas. Además, es obligatorio el empleo de ovoproductos en la elaboración de mayonesas, salsas, cremas, etc.
Estar de vacaciones no implica que bajemos la guardia, especialmente cuando hablamos de seguridad alimentaria. Recuerda que pasar un verano tranquilo y libre de intoxicaciones depende en gran medida de nosotros. ¡Bon Appétit y feliz verano!
Mª Cruz Rey es profesora del grado en Nutrición Humana y Dietética de la Universidad Europea Miguel de Cervantes.
C/Padre Julio Chevalier, nº 2. 47012
Valladolid (España)
Llamanos al (+34) 983 00 1000
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