Nutrición deportiva: qué debe comer un jugador de pádel

La nutrición, junto al descanso y al trabajo físico, es uno de los factores que más influyen en el rendimiento físico del deportista. De esta forma, conocer e ingerir los nutrientes más adecuados para cada tipo de deporte puede ayudarnos a mejorar significativamente tanto el rendimiento como la recuperación.

En este contexto nace la nutrición deportiva, una rama de la nutrición humana encargada de ayudar a todas aquellas que practican deporte a través del establecimiento de pautas y dietas con las que mejorar su condición física, así como su rendimiento.

Aunque en un principio podemos pensar que este tipo de nutrición especializada está pensada únicamente para deportistas profesionales o de alto rendimiento, lo cierto es que cada vez más personas suelen acudir a dietistas nutricionistas con el objetivo de mejorar su rendimiento y su composición corporal.

Uno de los deportes más de moda en los últimos años es sin duda el pádel. Se trata de una disciplina que combina el conocimiento exhaustivo de la técnica, y su capacidad para ejecutarla, con el nivel de acondicionamiento físico que tengan los jugadores. Por lo tanto, estamos ante un deporte en el que una correcta nutrición puede hacernos atender en el ranking.

Lo primero que tenemos que tener en cuenta es que el carácter intermitente y la alta intensidad del pádel hace que el sistema de los fosfágenos (compuestos que las células utilizan para almacenar energía de rápida utilización) tenga mucha importancia durante el juego, así como la energía proveniente de los hidratos de carbono, tanto de vías oxidativas como de vías glucolíticas rápidas.

Un factor que puede afectar negativamente al rendimiento es la falta de hidratación. En el pádel conocer la tasa de sudoración de los jugadores es importante, ya sea por la humedad del ambiente como por el aumento de temperatura que se produce entre los cuatro cristales. Los jugadores pueden llegar a perder entre uno y tres kilos de peso por partido, lo cual afecta negativamente al rendimiento físico, técnico y cognitivo.

Cuando se produce una pérdida superior al 1,5% del peso corporal, se considera que aparece el estado de deshidratación del deportista, algo que afecta a la capacidad termorreguladora del organismo y estimula un consumo elevado de carbohidratos como fuente energética (lo que ocasiona un agotamiento temprano de los depósitos de glucógeno). Esta falta de hidratación es también la responsable de la aparición de los temidos calambres, que surgen cuando los nervios que llegan a los músculos no tienen el agua y el sodio que necesitan, provocando que estos se contraigan involuntariamente, dando lugar a espasmos musculares (calambres).

Hay que tener en cuenta que la duración del encuentro es variable y va a marcar las pautas de ingesta de hidratos de carbono que ha de realizar el jugador cada hora de juego, pudiendo variar entre los 30 g de hidratos de carbono la primera hora de juego hasta los 60 g si el partido se extiende más allá de dos horas. Además, esto marcará también la carga de carbohidratos previa a la competición que el jugador tendrá que realizar, normalmente de 24 a 48 h y con un aporte de entre 7 y 10 g HCO/Kg/día.

Dadas las cuestiones anteriormente mencionadas, es común observar en los partidos de alto nivel, como los que se disputan en el World Pádel Tour, a jugadores ingiriendo, durante los descansos, bebidas de reposición hidroelectrolítica, los cuales aportan agua, hidratos de carbono y electrolitos; geles energéticos ricos hidratos de carbono (25-40 g), plátanos, barritas etc. Todo ello con el objetivo de recargar los depósitos energéticos y no afectar a su rendimiento en las últimas fases del partido.

En el pádel, como deporte intermitente, se va a utilizar de manera importante la vía de los fosfágenos, una reacción metabólica que nos proporciona energía cuando realizamos movimientos rápidos. Para maximizar los depósitos de fosfocreatina muscular y mejorar el rendimiento en este deporte, la suplementación con creatina monohidrato puede ser un gran complemento en el alto rendimiento, manejando una dosis de 0,1 g/kg/día; aunque siempre lo más recomendable es que su ingesta sea correctamente pautada por un profesional.

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