La prensa ha sido un tema muy recurrido en el cine, incluso los destinos de sus profesionales, al menos al ser considerados como tales no fueron tan alejados allá por finales del XIX.
Los criterios de crítica en busca de los ajustes sociales tan necesarios en ese complejo paso del siglo XIX al XX, atrajeron la denuncia pública, tanto a través de los periódicos como del cine, los dos grandes medios de comunicación social en ese momento.
Muy pronto ya en 1914, un grande entre los grandes, Charlot en Making a Living (Henry Lehrman) nos introducía a un peculiar reportero.
Pongámonos en situación y tengamos claro que la radio aparecerá de una forma estable en la sociedad a partir de los años 20 y la televisión allá por los 50.
El cine, incluso, emitía noticiarios como prólogo a las proyecciones de los filmes, poniendo imágenes a las noticias que ya se conocían a través de la prensa escrita. Recordemos que en España vivimos un gran episodio con el famoso NODO (Noticiario Documental) durante la dictadura, en el que el protagonista era, curiosamente, siempre el mismo actor.
El cine como elemento de denuncia aprovechando la labor periodística a través de acciones de diferentes medios o empeños personales de periodistas fue desde muy temprano una constante en los guiones.
Muchos guionistas y directores recurrían al campo periodístico quizá atraídos por su pasado laboral en el mundo de la prensa, como ocurría con Richard Brooks, Samuel Fuller o Billy Wilder, lo que hacía que conocieran las grandezas y miserias de la profesión.
En definitiva, que, haciendo un poco de retrospectiva, la prensa y sus protagonistas han estado presentes en todas las épocas del cine y en todos los géneros, recordemos el papel de Dutton Peabody (Edmond O’Brien) director del diario Shinbone Star en El hombre que mató a Liberty Valance (John Ford, 1962), ¡cuántos directores de periódicos o periodistas en el wéstern más puro!
Es así como la prensa y sus profesionales han quedado retratados, seguramente, la profesión más recurrida en el cine junto a los abogados, para denunciar los vicios y pecados de una sociedad.
Podemos recordar aquí la primera versión de Un gran Reportaje (Lewis Milestone, 1931), absolutamente magnífica, para poder entender incluso el paso técnico al nuevo cine sonoro, solo superada por la magnífica versión de Billy Wilder.
El poder de la prensa, el cuarto poder, quedó retratado frente a la mafia con la última escena con Bogart acercando el micrófono del teléfono al sonido de las rotativas para que lo escuchara el avieso grupo mafioso contra el que lucha toda la película en El Cuarto Poder (Richard Brooks, 1952).
Sería una misión complicada recoger todos los casos que merecen la pena conocer en la historia del cine, pero por citar algunos, no debemos olvidar a Clark Gable interpretando un descarado periodista, Peter Warner, en el clásico Sucedió una noche (Frank Capra,1934), trabajo que le valió uno de los 5 premios Óscar que recibió esta película sobre periodismo.
Las relaciones personales entre periodistas llegaron de la mano de Cary Grant y Rosalind Russell en Luna nueva (1940) un clásico de la Comedia Americana que también manejaba Howard Hawks.
Otro título del cine puro clásico sería el curioso film, construido por una narrativa a base de historias paralelas Una encuesta llamada milagro (George Stevens, John Houston, Leslie Fenton, 1948) con la manipuladora Paulette Godard.
En el lado oscilante entre mafia y legalidad se movía en el fotógrafo (magnífico Joe Pesci) que siempre llegaba antes que nadie para cubrir los asesinatos del hampa en El ojo público (Howard Franklin, 1992).
Pero no todo era un camino de rosas en este subgénero para la imagen del reportero, muchos de ellos han sido utilizados para denunciar críticamente determinadas situaciones como la excelente obra de Roland Joffe de 1984, Los Gritos del Silencio o El año que vivimos peligrosamente de Peter Weir de 1982.
Antes de pasar al análisis de títulos debemos hacer una mención a un film mítico: Todos los hombres del presidente (Alan J. Pakula, 1976) que pendula entre un homenaje a un equipo de redacción valiente y la denuncia de una situación deleznable en la administración norteamericana en la vida real.
Cuando el tema atrae y el cine es una pasión, es complicado quedarse con algunos títulos y retirar otros, pero de momento podemos hacer una selección.
Crítica feroz al sensacionalismo: El gran carnaval (Billy Wilder, 1951)
El afamado director de origen austro húngaro, luego alemán y definitivamente polaco, como él mismo decía, después del baile de fronteras en Centro Europa durante el siglo XX, atraviesa la línea roja de la crítica frente a los periodistas, a los que no considera precisamente los profesionales con el más estricto respeto por los códigos deontológicos.
Tras un guion de alta calidad y unas interpretaciones magníficas, la trama se desarrolla con un ritmo en continuo avance para mostrar el mensaje que busca el director.
El protagonista se enfrenta a un drama que nos sitúa en una encrucijada moral expandida en distintos frentes, con una temática de total actualidad a pesar del tiempo transcurrido desde su estreno.
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Homenaje a grandes profesionales de la prensa: Los archivos del Pentágono (Steven Spielberg, 2017)
Spielberg aprovecha la nueva realidad de 2017 con la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca y su enfrentamiento con la prensa para plantear el papel de la prensa frente al poder político en el famoso caso conocido como Papeles del Pentágono de 1972.
El papel del Washington Post, personificado en su redactor jefe (Tom Hanks) y su editora Katherine Graham (Meryl Streep), que poco tiempo después afrontaron la publicación de los entresijos del caso Watergate, que le costó el puesto al presidente Nixon, es un auténtico homenaje a dichos personajes, como auténticos representantes del modelo perfecto de periodista.
Debe destacarse el innovador estilo técnico empleado por el director, en su película menos canónica, sobre todo en la puesta escena del diseño de planos y el dinámico movimiento de cámara, con mucho metraje de cámara al hombro. Todo esto se traduce en una magnífica película sobre periodismo de investigación.
Visibilizar los aspectos más negros de la sociedad: Spotlight (Tom McCarthy, 2015)
De nuevo la realidad más actual se impone en un film de guion periodístico. En este caso, se destapa una trama fatal de pederastia que, como ha ocurrido y ocurre, determinados estamentos sociales tratan de ocultar.
Un grupo de periodistas, implicados con su profesión y la sociedad, se enfrentan a una realidad establecida y aceptada por la costumbre.
Con un montaje de calidad, muy dinámico, jugando perfectamente con los tiempos en diferentes formas, el filme, basado en hechos reales, se fortalece por un ritmo muy vivo y unas interpretaciones poco convencionales.
Medios de comunicación de masas frente a la profesionalidad y el compromiso: El dilema (Michael Mann, 1999)
La lucha contra una multinacional y la ética periodística confluyen en film reflexivo sobre el papel de la prensa en la sociedad y el poder que representa.
Si bien el tema es manido en el cine, los recursos técnicos aplicados a una narrativa audaz y dinámica, con un ritmo medido y rápido, acompañan a unas interpretaciones realmente magníficas de los tres papeles principales, principalmente las soberbias de Russell Crowe y Al Pacino.
La temática actual y activa en nuestra sociedad nos hace continuamente partícipes del drama planteado y perfectamente conducido por sus protagonistas principales. El tratamiento técnico de fotografía y la producción sonora terminan por presentar una gran película sobre periodismo.
El lado oscuro de la fuerza periodística y la autoridad social: Primera plana (Billy Wilder, 1974)
De nuevo, el considerado mejor director de la historia nos embulle en el ambiente periodístico para poder sacarnos una sonrisa dentro de una serie de auténticos dramas sociales y profesionales.
A partir de una obra teatral de cierto éxito en Broadway y tras la versión citada de Milestone en los años 30, Wilder recurre de nuevo a una pareja que tantos éxitos le dio, Walter Matthau y Jack Lemond, con los que había trabajado ya En Bandeja de Plata (1966) o Aquí un amigo (1981).
No hace falta decir que los recursos de guion, la producción sonora y la elección de los intérpretes es casi perfecta para lograr sacar una comedia de un contexto dramático.
Es uno de esos filmes sin buenos, pero que los malos o quizá, mejor dicho, los no tan buenos, nos caigan bien y nos terminemos por poner de su lado. Evidentemente, el propio Wilder no pierde el tiempo para poder criticar a todo lo que se menea en el mundo.
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En definitiva, 5 filmes que nos presentan diferentes puntos de vista de una profesión con mil y una interpretaciones y que sobre todo destacan por su carácter actual, quizá porque a pesar de los avances en la tecnología y en la sociedad, las cosas no han evolucionado tanto.
Francisco José García Gómez, es profesor del doble grado en Periodismo y Comunicación Audiovisual de la Universidad Europea Miguel de Cervantes.
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