No se puede cambiar la primera impresión, por lo que más vale cuidarla, es una de las frases más famosas de Oscar Wilde (con moraleja, o amenaza, implícita). Solo tardamos unos segundos en formarnos una opinión de alguien que vemos, sea en la vida real o en los medios de comunicación, y por tanto es necesario entender cómo funciona nuestra mente y qué se percibe.
Saber expresar lo que se quiere decir es indispensable pero mucho antes de hablar en público o de ser presentados de una determinada manera, los demás ya se han formado una opinión de nosotros. Por ello, prestar atención a la indumentaria y la apariencia personal es indispensable.
Pero, además, la moda es un pilar de la sociedad industrial, representando en España casi el 3% del PIB y afectando, en los modos y en las maneras, a toda la publicidad, a los negocios relacionados con el ocio y la diversión y, en definitiva, a casi todo lo que rodea nuestra forma de vivir.
En la Universidad Europea Miguel de Cervantes existen diferentes grados, másteres y posgrados que permiten adquirir competencias sobre comunicación (los grados de Periodismo, Comunicación Audiovisual, Publicidad y Relaciones Públicas, etc., así como diversos títulos de posgrado) y que abrirán la puerta a sus estudiantes a una completa carrera profesional, con una alta empleabilidad.
La moda como dedicación laboral requiere de una formación de calidad y relacionada con las últimas tendencias en comunicación pues las redes sociales, la comunicación 360, el avance de la digitalización y de los negocios online, hacen indispensable prestar atención a un sector y a un tema que es indispensable en la vida de todas las personas.
La historia de la moda comienza con la propia humanidad y se relaciona, no con la temperatura como suele creerse, sino con el poder y el simbolismo. Los seres humanos se visten y se adornan para presentarse en sociedad, para ser reconocidos como parte de una tribu o de un grupo o, por el contrario, para identificarse como individuos únicos.
La moda forma parte de la sociedad y entronca directamente con un campo de estudio en auge como es la comunicación no verbal. Diversos estudios confirman el viejo dicho de que una imagen vale más que mil palabras y es por ello que es necesario prestar atención a qué se viste y a cómo se comportan y actúan los demás. ¿Por qué los jueces llevan toga, los militares y policías visten uniforme o los miembros de un equipo deportivo visten igual? Por diferentes motivos: para ser identificados en la multitud y para ser tratados como personas de confianza o de autoridad.
Aunque, al mismo tiempo, los uniformes esconden un complejo sistema de jerarquías que hace que uno sea para todos y todos para uno pero dentro de un orden pues el sargento y el soldado raso son militares pero el segundo responde ante el primero. Es por ello, por ejemplo, por lo que en las empresas hay trabajadores white collar, los que llevan camisa, y blue collar, los que llevan mono o prendas de trabajo. Todos pertenecen a la misma compañía pero no tienen las mismas funciones y se puede ver a simple vista. Y, aunque sea injusto, reciben un salario y tienen un prestigio social diferente.
Del mismo modo que los punks, con sus tachuelas e imperdibles, sus crestas y tatuajes, resultan amenazadores desde fuera, comparados con quien lleva un pantalón vaquero y una camiseta o un vestido blanco, aunque la ropa no tenga que ver con la realidad de su personalidad. Por ello es necesario comprender que la moda habla y dice cosas, de nosotros como individuos y de la sociedad en general, aunque a menudo sea una cuestión cuya importancia se infravalora.
Por otra parte, todos nosotros estamos sometidos a las tendencias y a los gustos de nuestra época, por mucho que digamos que ‘no nos gusta’ o ‘no nos interesa’ la moda. Y, por supuesto, hay unos profesionales que se encargan en todos los sectores (industrial, del ocio, audiovisual, periodístico, publicístico, del marketing, etc.), y muy especialmente en las ciencias sociales, de proveernos una serie de tendencias que todos consumiremos y que, miradas desde el futuro o hacia el pasado, hablan y explican cosas de nosotros.
En un vaquero, por ejemplo, podemos rastrear el comercio mediterráneo de hace muchos siglos, pues se llama ‘denim’ porque viene de Nimes, pero también a los vaqueros del Oeste que los llevaban porque eran muy resistentes y, por supuesto, a los jóvenes de después de la II Guerra Mundial que, sin oportunidades y sin las certezas de sus padres, no se sentían reconocidos en las maneras de aquellos y de sus abuelos.
Por eso saber y reconocer lo que significan los gustos y las tendencias permite vivir mejor y moverse con soltura por el mundo que habitamos. Pero también entender que la moda es un campo con mucho futuro laboral y para el que es necesario formarse en alguno de los amplios estudios que se pueden cursar en la UEMC, por ejemplo.
Ana María Velasco Molpeceres es profesora del grado en periodismo de la UEMC. y autora de varios libros, entre ellos 'Historia de la moda en España' (Catarata, 2021).
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