Cuando todos los días parecen iguales, cuando los días encerrados empiezan a pesar, cuando hace tiempo que salimos de la rutina, es precisamente cuando se hace más necesario que nunca crear una rutina para no perder de vista nuestros objetivos.
La actriz Angela Lansbury dijo: “Es mejor estar ocupado que estar ocupado preocupándose”. En 'El puente de los espías', de Steven Spielberg, se repite esta idea. “¿No estás preocupado?”, dice un personaje, a lo que otro responde “¿eso ayudaría?”.
¿Quién nos iba a decir en febrero que estaríamos viviendo esta situación? Probablemente, nos habríamos pensado que era el guion de algún cortometraje para grabar durante estos últimos meses del grado en Comunicación Audiovisual. Sin duda, nadie se podía imaginar que el último cuatrimestre de una de las etapas más bonitas de nuestra vida terminaría de una manera tan atípica.
Es innegable que esta situación nos ha afectado a todos, aunque de diferente manera. Se trata de un periodo de cambio que, probablemente, dejará huella en nosotros.
La rápida adaptación de la Universidad Europea Miguel de Cervantes a las nuevas circunstancias ha facilitado en gran medida que los alumnos sigamos aprendiendo hoy para convertirnos en los profesionales del mañana, cuando todo esto haya terminado.
Como estudiante, mi día a día está marcado por los aspectos académicos, aunque también, he de confesar, me permito muchos más momentos de ocio. Sin embargo, trato de llevar un orden dentro de este caos.
Por la mañana, el desayuno rápido de costumbre se ha convertido en un momento pausado en el que hay más tiempo para empezar la jornada con calma (aún no me había dado cuenta de que desde la cocina podía escuchar el canto de los pájaros). Intento aprovechar para ponerme al día de las noticias, como cuando en los primeros años de del doble grado en Periodismo y Comunicación Audiovisual buscábamos estar a la última para las pruebas de actualidad semanales. Puede que, entonces, muchos pensáramos que esa curiosidad por los hechos noticiosos se quedaría ahí, pero ha sido algo que, en mi caso, me ha acompañado, siempre con el móvil en mano para enterarme de todas las novedades. No sabía en aquel momento lo útil que este hábito iba a ser en el ámbito laboral cuando en mi primera prueba de selección en un medio nacional me preguntaron por la noticia del día.
Tras este primer momento de relax y contacto con la actualidad, dedico un rato a mi formación. Gracias al mayor tiempo del que dispongo desde que no salgo de casa, he podido destinar esos minutos a los idiomas, en mi opinión, fundamentales en la carrera de cualquier profesional de la comunicación. Poder acercarte a la noticia directamente, sin necesidad de ningún intermediario para conseguir una traducción, me parece esencial para evitar posibles manipulaciones o malentendidos.
Además, en mi día a día, sigue habiendo bastantes momentos en los que realizar las tareas de la universidad. En esta época en la que no podemos acceder a la gran cantidad de material que nos proporciona la UEMC, aflora la imaginación y nos prepara para posibles imprevistos en nuestros trabajos en el futuro. A falta de butanitos, pantallas led o pórex, buenos son la luz natural, lámparas y velas. Además, a pesar de no haber sido conscientes de ello hasta ahora, en casa podemos encontrar gran cantidad de elementos para rebotar luz, como un folio, un espejo o el papel de aluminio.
Por la tarde, es el momento de reunirse virtualmente con los compañeros y profesores, y hasta hemos podido conocer a la mascota de alguno de ellos. El plató y las aulas han sido sustituidos por las pantallas de nuestros ordenadores, desde donde podemos seguir con nuestras asignaturas y cumplir con el calendario académico, a pesar de haber tenido que realizar algunos cambios debido a la naturaleza eminentemente práctica del grado en Comunicación Audiovisual.
Sin embargo, lo que no ha sido posible sustituir son los momentos de encuentro en los pasillos. Ahora, el lugar de encuentro es el salón de nuestras casas y, en vez de compañeros, estamos con nuestra familia. Además, hay multitud de ocasiones para hablar con familiares y amigos por teléfono. También hay muchas más pausas y tiempo en el que poder leer o recuperar aficiones olvidadas.
Nadie pensaría hace tan solo unas semanas que esto sucedería, ni que estaríamos deseando volver a las clases, a nuestra Universidad, o poner un pie en la calle. Pero, sin duda, cada vez falta menos para que todo eso vuelva.
Albert Einstein afirmó que “en medio de la dificultad se esconde la oportunidad”. Quizá, sea el momento de que cada uno busquemos esa oportunidad cuando todo parece tornarse gris Como dijera la filósofa Susan Sontag, “las limitaciones son la causa de la inspiración”. Cuando salgamos de nuestras casas, no seremos los mismos que cuando entramos. Puede que, de esta situación, los escritores y guionistas regresen con miles de ideas y proyectos que llevar a cabo. O que para los que nos encontramos finalizando nuestros grados, sea la oportunidad de pararnos a planificar nuestro futuro.
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